miércoles, 11 de abril de 2012

"Honorable"




La frecuente invocación de la palabra "honorable" para hacer referencia tanto al Vicepresidente como al ex Procurador General de la Nación y a un Juez Federal nos trae a la mente el famoso discurso de Marco Antonio en Julio César de Shakespeare, acto III, escena 2, obra maestra de oratoria, aquí en la interpretación de Marlon Brando en la película de Joseph Mankiewicz estrenada en 1953 (empieza en 0:54). Por las dudas, una traducción abajo del texto (el video lamentablemente quizás haya que verlo en You Tube).





"Amigos, romanos, compatriotas; préstenme oídos. He venido a enterrar a César, no a alabarlo. El mal que hacen los hombres les sobrevive; el bien queda a menudo sepultado con sus huesos. Que así sea con César. El noble Bruto les ha dicho que César era ambicioso. De ser cierto, habría sido una falta grave, y gravemente César ha pagado por ella. Aquí, con la venia de Bruto y los suyos-porque Bruto es un hombre honorable; como lo son todos ellos, hombres de honor-vengo a hablar en el funeral de César. Era mi amigo, justo y leal hacia mí, pero Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honorable. Trajo mucho rehenes a Roma, cuyos rescates lleneron de oro nuestras arcas. ¿Por esto se pensó que César era ambicioso? Cuando los pobres lloraban, César lloraba con ellos; ¿no está forjada la ambición en materia más dura? Pero Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honorable. Todos vieron en las Lupercales que tres veces le ofrecí la corona real, y tres veces la rechazó. ¿Era eso ambición? Pero Bruto dice que era ambicioso, y, sin duda, él es un hombre honorable. No hablo para refutar las palabras de Bruto, sino para declarar lo que yo sé. En vida todos le amaron, y no sin causa. ¿Qué causa les impide honorarlo en la muerte? Ah, sensatez! Te has alojado en bestias sin alma y dejado a los hombres sin razón... Perdónenme, pero mi corazón está en el ataúd con César, y debo esperar hasta que vuelva a mí" (Julio César, trad. de Alejandra Rojas, Norma, pp. 93-94).

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