lunes, 28 de mayo de 2012

El Problema de Reposo




La discusión, por así decir, sobre el promedio de Reposo es muy divertida, pero obviamente no es el punto, o sólo lo es parcialmente. Hay gente con diez de promedio que son boludos totales, y Wittgenstein no tuvo que formarse en una Facultad de Filosofía para cambiar totalmente a la filosofía contemporánea. Pero de ahí no se sigue entonces que alguien con ocho aplazos y 4,57 de promedio es ideal, o que cuanto peor o menor formación tenga uno, mejor. El problema con Reposo es que después de recibirse no hizo nada para que a alguien se le ocurra designarlo procurador general, y antes de recibirse tampoco. Y no tiene sentido defenderlo solamente porque Clarín y La Nación, que obviamente defienden sus propios intereses, lo critican, salvo que, por supuesto, la trayectoria, o falta de ella, de Reposo fuera un invento de Clarín y La Nación. La última novedad es que una Asociación Internacional de Abogados Judíos negó que Reposo haya sido su representante en Argentina, a pesar de que Reposo alega eso en su CV. El CV de Reposo va a ser proverbial dentro de muy poco tiempo. Tampoco, por supuesto, el problema es que sea kirchnerista (Verbitsky tiene razón al sostener que esta crítica es hipócrita: ya lo vimos en el blog). El problema es que sea mínimamente competente, o al menos que no esté expuesto a muy obvias críticas. En realidad, da la impresión de que así como, v.g., las columnas de Roberts los sábados en La Nación parecen haber sido escritas por el kirchnerismo para hacer quedar mal a La Nación, la designación de Reposo parece provenir del anti-kirchnerismo para hacer quedar mal al kirchnerismo.

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