lunes, 27 de agosto de 2012

Vox Populi, Vox Dei




Estamos ante el nacimiento de un nuevo derecho constitucional (o, en realidad, ante la muerte del derecho constitucional). Cada generación va a tener su propia constitución, al menos si prospera este argumento: « Raúl Gustavo Ferreyra es profesor titular de Derecho Constitucional y no integra el proyecto pero es un hombre de consulta permanente para el kirchnerismo. En diálogo con PERFIL, dio otro argumento para la reforma: “Todos los que nacieron del ’76 para adelante no pudieron votar su propia Constitución” » (click). Las buenas y las malas noticias son que la constitución pasa a ser una ley más, que se supone es ajustada por cada generación. Lo que tenía de bueno (y de malo) la constitución era que se trataba de un régimen normativo creado por una generación para obligar no sólo a esa generación sino a las demás (sin duda, no a todas las demás, ya que siempre existe la posibilidad de la reforma; pero la idea siempre es obligar a una generación más, hacerles lo mismo que nos hicieron a nosotros, como en el ejército o como en la relación entre padres e hijos). Quién sabe, quizás era hora de que se acabara el derecho constitucional. Todo tiene un fin, hay que vivir el presente.

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