domingo, 2 de marzo de 2014

Con o sin Correa



Dado que el kirchnerismo ha sacrificado sus convicciones revolucionarias en el altar de las elecciones y en el de la economía, es muy gratificante observar que la revolución continúa en otros países del continente, no sólo en Venezuela sino además en Ecuador. En efecto, el presidente Rafael Correa ha manifestado ayer que está dispuesto a reformar la Constitución de su país que impedía la re-elección indefinida (click), a pesar de que dicho impedimento constitucional era obra de Correa y a pesar de que Correa es un político de palabra.

Pero, "las cosas cambian" no sólo es un título de una muy buen película de David Mamet, con Joe Mantegna y Don Ameche, sino que además es un apodíctico eslogan, y no sólo para los seguidores de Heráclito (o de Correa para el caso). La decisión de Correa de incluir la prohibición re-eleccionaria y de no presentarse a elecciones suponía que jamás iba a perder una elección. Da la impresión que los resultados de la última elección en Ecuador le han hecho ver que su optimismo era exagerado.

Por si hiciera falta, Correa aclaró que "No les estoy diciendo que me voy a lanzar a la reelección, pero sí creo que hay que levantar esas restricciones". Es más, según Página 12, "Correa expresó que no busca nada personalmente en el ejercicio de la presidencia y que su cargo está a disposición del pueblo ecuatoriano".

Además, Correa cree que el triunfo del domingo pasado de la oposición podría hacer que la derecha intente desestabilizar a su Gobierno. En efecto, ¿por qué la derecha iba a continuar con el camino democrático una vez que dicho camino la conduce al triunfo, cuando podría dar un golpe y derrocar al Gobierno?

Por otro lado, y en el fondo, la decisión de Correa es puramente profiláctica, ya que según él la gente no votó contra el Gobierno en la última elección: “Si fuera cierto... , el oficialismo debería haber perdido en todo". En otras palabras, el Gobierno todavía no perdió, pero igual es hora de ir abriendo el paraguas.

Si el Gobierno se deja estar, quién sabe, hasta podría perder una elección, y en dicho caso ¿qué sería de la democracia? Ya bastante generoso fue el Gobierno de Correa al permitir que la derecha, i.e. la oposición, se presentara a elecciones. Ciertamente, no es imposible que los demócratas sean minoría, pero eso sólo podría suceder, Dios no lo permita, en caso de que Correa perdiera las elecciones (el kirchnerismo supo compartir esta concepción de la democracia en los viejos tiempos: Massa no es Pueblo). Mejor prevenir que curar. Uno jamás puede tomar demasiadas medidas en defensa de la democracia.

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