sábado, 6 de junio de 2015

El Partido del Diablo



Debemos comenzar invocando la benevolencia de los lectores, ya que hace tiempo que la redacción del blog no publica nada. De hecho, se puede apreciar a simple vista que el pasto del blog supera la altura de las paredes del baldío. Semejante estado de cosas es el resultado de una suma de factores, aunque la razón principal es que todo miembro del equipo de La Causa de Catón al ingresar toma un juramento que le exige no repetirse. Como el kirchnerismo, que domina la realidad política argentina, no hace sino repetirse constantemente, es casi imposible comentar dicha realidad manteniéndose fiel al juramento.

Ahora bien, hay un fenómeno que ha sido percibido por muchísima gente pero que no ha sido explicado por nadie, al menos hasta donde nosotros sabemos. Se trata de la muy curiosa situación de Daniel Scioli dentro del kirchnerismo. De ahí que Capitanich (¿qué se hizo de él?) en su momento, Julián Domínguez, Randazzo, etc., están convencidos de que Scioli es un arma del Diablo (a esta altura, suponemos, no hace falta aclarar qué, o quién, o cuál es el Diablo). La pregunta, sin embargo, es por qué algunos todavía creen, equivocadamente, que Scioli en realidad es kirchnerista, i.e. está con Dios (a esta altura, suponemos, no hace falta aclarar qué, o quién, o cuál es Dios).

Por increíble que parezca, no es la primera vez que semejante error tiene lugar. En efecto, como explica Stanley Fish, en un contexto en el que el héroe (o anti-héroe: como se puede apreciar, se trata sorprendentemente de la misma situación que nos ocupa ahora) de la obra convoca a los ángeles rebeldes a los que acaba de liderar hacia una derrota desastrosa, la voz épica o “en off” de John Milton en el Paraíso Perdido “se asombra ante la perversidad y la estupidez” de la adoración por parte de multitudes de mujeres y de hombres de “figuras sombrías”. Y dicho asombro está expresado “en una única y despectiva línea” del excelso poema de Milton: “Y Diablos para adorar como Deidades” (I.373). El mensaje es muy claro:


“por razones que la voz épica apenas puede desentrañar multitudes de hombres y mujeres serán incapaces de notar la diferencia entre diablos y deidades, y se inclinarán ante los primeros a expensas de las segundas. ‘¿Cómo pueden ser tan estúpidos?’ pregunta implícitamente la línea, pero al mismo tiempo, los aspectos formales de la línea proveen las respuestas a su propia pregunta implícita. Pues si lo asombroso es que la gente toma diablos por deidades, tanto los ritmos como el patrón aliterado de la línea imitan al y participan en el mismo error. No solamente son los diablos y las deidades equivalentes en sílabas; también son equivalentes en la posición de los sonidos de las vocales y en la posesión conjunta de la consonante inicial ‘D’ y además están vinculadas en la línea por una estructura especular de sonido—‘para adorar como’—que repite y profundiza las similitudes que llenan una línea cuyo sentido insiste en la diferencia. Aquí hay una cosa que hace la poesía: dice dos cosas opuestas en la misma línea. Dice ‘la diferencia entre diablos y deidades es enorme, y ¿cómo se les pudo haber escapado?’. Dice ‘La diferencia entre diablos y deidades es tremendamente difícil de discernir porque en la superficie… los dos se parecen mucho’. En resumen, la diferencia es obvia y fácilmente se nos escapa” (Versions of Anti-humanism, p. 24).  


Por otro lado, no hay que olvidar que hubo gente como William Blake que creyó que Milton también “era del partido del Diablo”, aunque, curiosamente, para Blake semejante afirmación estaba muy lejos de ser un reproche, sino que era precisamente un elogio. Para otra oportunidad quedará el análisis del muy revelador segundo nombre del ex Jefe de Gabinete.

La conclusión es que solamente un científico especializado en cohetes podría haberse dado cuenta de que a pesar de que Scioli no solamente está con el modelo desde su mismísimo comienzo (como vicepresidente y gobernador de Buenos Aires) y se ha convertido en su arma electoral más poderosa, en el fondo no está con el modelo. Y ni siquiera un científico especializado en cohetes, tampoco Néstor o Cristina, podrían haberse dado cuenta de que fue el mismísimo Diablo el que infiltró a Scioli en el modelo, tratándose quizás de la mejor de todas las artimañas que el Diablo haya puesto en práctica contra el gobierno del pueblo. Si este ángel se cae también, después no digan que no les habíamos avisado.



2 comentarios:

Anonimx dijo...

Ahora parece que la tarea iniciada por el arcangel Mariotto, continuará con los buenos consejos del serafín Zannini, para que este ángel caído no pierda definitivamente el camino.

Andrés Rosler dijo...

Muchas gracias por el comentario. Justo hoy subimos una entrada en la que expusimos nuestra mea culpa: http://lacausadecaton.blogspot.com.ar/2015/06/fakq-preguntas-kirchneristas.html. Scioli fue siempre kirchnerista, el que no lo era en realidad resultó ser Randazzo.