sábado, 6 de agosto de 2016

Gobernar a Zeus



La discusión acerca de si Hebe de Bonafini tiene el deber o no de obedecer al derecho muestra que la teoría política moderna, y la cultura política que inspirara, no está preparada para resolver esta cuestión. Algunos, en efecto, alegan que según el Estado de Derecho todas las personas son iguales ante la ley y por lo tanto si un juez las cita a declarar bajo apercibimiento de ser llevadas por la fuerza en caso de negarse, entonces no sólo la persona en cuestión tiene el deber de concurrir sino que si se negara podría ser llevada por la fuerza. Según esta posición, Hebe de Bonafini no es una excepción.

Semejante discusión no habría tomado por sorpresa a Aristóteles, quien había previsto esta situación. En efecto, en su Política se pregunta reveladoramente: "¿qué hay que hacer si llega a haber alguien que se destaca no por una superioridad sobre la base de bienes tales como fuerza política, riqueza o influencias, sino por la virtud? Sin duda, no podría decirse que... podría ejercerse gobierno alguno sobre alguien así. Efectivamente, sería casi como si los seres humanos consideraran justo gobernar sobre Zeus" (III.14.1284b29–34).

Creer entonces que es justo que Hebe de Bonafini acate la decisión de un juez sería como gobernar a Zeus. En efecto, "una persona de este tipo es como un dios entre los seres humanos" (III.13.1284a10). Quizás sea por eso que Diego Maradona haya expresado su más firme repudio al juez y su apoyo a Hebe de Bonafini.

A Carl Schmitt tampoco lo habría sorprendido la idea de excepción en el campo del derecho. Parafraseando el festejado comienzo de su Teología Política: "Hebe de Bonafini, es quien decide sobre el estado de excepción". Por otro lado, quizás habría que leerlo al revés: "Quien decide sobre el estado de excepción, es Hebe de Bonafini". Como se puede apreciar, la interpretación de izquierda a derecha lleva a conclusiones diferentes que la interpretación inversa. La primera suena más normativa (estipula quién decide), la segunda es mucho más performativa (la decisión depende de haber alcanzado cierto resultado o estado de cosas).

La gran cuestión entonces se reduce a si Hebe de Bonafini es un ser humano o un ser divino. ¿Que sea lo que Dios quiera?

1 comentario:

Eduardo Reviriego dijo...

Si doña Hebe fuere un ser divino, habría que actuar según el consejo que Platón pone en boca de Sócrates: "Le veneraríamos como un ser divino, maravilloso y digno de ser amado; pero, después de haberle advertido que en nuestro Estado no existía ni podía existir un hombre así, ungiéndolo con óleo y adornándole con una corona de flores, le acompañaríamos a la frontera".
No sólo a doña Hebe.