viernes, 10 de marzo de 2017

"No me peguen, soy Montagut"



Página 12 de hoy ha publicado una nota bastante curiosa, cuyo título es: "Un PROvocador apto para todo servicio". Este "provocador" es "el joven que enfrentó a las mujeres en el 8M" y además "es  militante macrista e integró un partido neonazi". Si bien no estamos completamente al corriente de lo ocurrido, asumimos que es el joven neonazi que fue agredido (en algún sentido relevante, muy probablemente de modo físico) durante el 8M y de ahí que la nota de Página 12 trate de exculpar la agresión.

Sin embargo, en la nota no hay un solo argumento capaz de exculpar dicha agresión. Ciertamente, alguien podría responder que la nota es puramente explicativa, sin pretensión justificadora alguna, en cuyo caso dicha nota no tendría mayor sentido.

Hay una primera familia de argumentos los cuales hacen referencia a que este joven "es cercano a Patricia Bullrich, militó en la neonazi Bandera Vecinal y participó en timbreos de campaña para Cambiemos". En verdad, no nos caen simpáticos los neonazis, o incluso los que tocan el timbre en general (y menos los que encima lo hacen durante una campaña de Cambiemos) e incluso el Gabinete entero del Gobierno. Sin embargo, no entendemos por qué, v.g., tocar el timbre por Cambiemos o incluso ser neonazi justifica ser agredido físicamente. Después de todo para ser neonazi es suficiente haberse afiliado a un partido sin haber puesto en práctica lo que el neonazismo suele anunciar en su plataforma electoral.

Otro hecho mencionado en la nota es que tiene una amiga "que dice llamarse Clara Petacci como la amante de Benito Mussollini" [sic]. Otra vez, tener amigos, sin que importen sus nombres, no parece ser suficiente para justificar una agresión. Hay gente que encima tiene cuñados, pero no por eso tenemos derecho a agredirlos sin más.

Un hecho muy curioso es la mención de que el joven neonazi "apareció frente a la Catedral con una bandera del Vaticano y se lanzó a provocar". A menos que supongamos que quienes manifiestan por un derecho se comportan como toros en el sentido de que una vez que se les muestra un pedazo de tela de cierto color no pueden evitar cargar contra quien sostiene el pedazo de tela, tampoco vemos la relevancia de la bandera en cuestión en relación a la valoración de lo ocurrido.

El último argumento, que quizás sea el más fuerte en comparación, sostiene que "Este 'buen cristiano' [i.e. el joven neonazi] tiene demasiadas conexiones con el oficialismo como para que sus nobles intenciones sean creíbles". Hasta donde recordamos el ejercicio de un derecho, como el de no ser agredido, no puede ser disminuido o eliminado por el solo hecho de que quien pretenda ejercerlo no cuente con "nobles intenciones". En todo caso, la más diabólica de las intenciones no puede ser castigada hasta tanto tenga principio de ejecución como suele decir la jerga del derecho penal.

Para evitar malentendidos, si en lugar de un joven neonazi se hubiera tratado del mismísimo Hitler, el caso habría sido exactamente el mismo.

Da la impresión de que la nota confunde una explicación con una justificación, del mismo modo que algunos creen que si una mujer se viste de cierta modo eso podría provocar y por lo tanto justificar algunos comportamientos nefastos en su contra. Se trata de una falacia que habla por sí misma.

Por si hiciera falta, supongamos que una familia judía hubiese ido de vacaciones a Alemania entre 1933 y 1945 y como resultado de semejante decisión habría terminado en manos del nazismo. Los nazis podría haber alegado que fueron "provocados", lo cual es cierto en el sentido literal de "provocar", i.e. causar, ocasionar, a tal punto que si esa familia no hubiese ido a Alemania entonces no habría terminado en manos del nazismo. Para decir lo menos, la decisión de esta familia no fue prudente. Pero jamás una provocación o en todo caso la negligencia puede justificar una conducta a la cual no tenemos derecho para empezar a hablar.

Finalmente, alguien podría replicar que existe una gran diferencia entre los nazis provocados de nuestro caso hipotético y quienes participaron en el 8M, a saber, la notoria asimetría moral entre ambos. Por supuesto que existe una gran diferencia. Sin embargo, del hecho de que alguien actúe por una causa justa no se sigue que pueda ser cualquier cosa para remover un obstáculo que impide que dicha causa tenga éxito. De otro modo, el "no me peguen, soy Giordano (o Montagut para el caso)" podría hacer alguna diferencia moral. No podemos pegarle a nadie. Es por eso también que la represión policial indiscriminada es digna de reproche.

En rigor de verdad, las agresiones en estas marchas solamente sirven para hacerle el juego a aquellos contra quienes tuvo lugar la marcha y retrasar el paso de la justa causa en cuestión. Si Montagut quiso provocar, pues entonces lo logró.

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